Entre el silbato y la guitarra

El puerto de Valparaíso vio nacer a un gran músico, bohemio caminante, autor de canciones que hablan de la vida y del amor, pero su corazón está dividido entre sus dos grandes pasiones: la música y el handball. Él desempeña el rol más ingrato dentro de una cancha, el de árbitro.

-De la música al arbitraje ¿Qué tan difícil es la tarea de un árbitro?

Nuestra labor es muy ingrata porque todos esperan un desempeño perfecto del árbitro, nadie quiere perder ni los jugadores, ni los entrenadores y mucho menos los seguidores. Debemos prestar mucha atención a nuestro proceder y a las decisiones que tomamos. Somos seres humanos, y podemos equivocarnos. La presión sobre nuestras espaldas puede ser muy pesada, aunque creo que un árbitro bien preparado sabe de los desafío que le esperan en la cancha.

-¿Por qué dejaste los estudios de música?

Porque en ese tiempo los profesores estaban muy mal pagados y yo hacía clases para pagarme la universidad, además se juntó con que yo tenía beca deportiva y, lamentablemente, tuve muchas lesiones ese año así que me apesté de todo y me salí de la U.

-Una persona importante en tu vida…

La Pili, mi mujer, mi compañera, mi todo.

-Un deseo….

Uno se cumplió en la música, que era poder escuchar algo realmente bueno y que sea mío, aunque sea para mis amigos. Y en el balonmano deseo dirigir la final del torneo panamericano de selecciones adultas masculino del 2010.

-¿Qué te gusta hacer?

Me gusta enseñar el arbitraje a las nuevas generaciones.

-Tengo entendido que eres el jefe de árbitros de la Asociación de Las Condes ¿Qué rol desempeñas ahí?

Si, soy el jefe hace tres años. Lo que más hago es programar a los árbitros en los partidos que haya en esa fecha y los voy a ver para evaluarlos y saber como andan.

-¿Qué pasa con la música, la dejaste definitivamente?

¡No no no! Por ningún motivo, si bien no me dedico a eso es mi faceta oculta, me relaja, me hace crear, viajo cada vez que pesco la guitarra y toco una canción.

-Son cosas tan distintas, si tuvieras que elegir una ¿Cuál sería?

Mmm haber, que difícil (después de unos minutos pensativo y en silencio, por fin contesta) no puedo elegir una, las dos actividades son mi vida, me complementan, quedo cojo sin el handball y manco sin una guitarra.

Él es Luis Aguilar, más conocido en las canchas como “el luigi”, es un árbitro continental de 35 años que sueña con la melodía que le entrega el silbato.

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Reglas de handball playa.